El día ha llegado. Ya siento el sabor a polvo en mis papilas gustativas, la piel de mis manos cortada por la gravilla en suspensión y los ojos empañados por las partículas que danzan libres. El pórtico se abre lentamente y el miedo se apodera de mí. Veo la luz entrar y el vacío del coliseo. Recupero las fuerzas y con ímpetu escribo estas letras; ganas no me faltan. La Domadora de Palabras se presenta con cierto recelo e incertidumbre ante el futuro de este blog, deseando que el éxito haga presencia en sus escritos.
Ave, los que van a escribir te saludan.
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